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Especial La Pobreza III: ¿Es posible erradicar la pobreza con el sistema económico actual?

  • bloglamanovisible
  • 28 may 2020
  • 5 Min. de lectura

Las respuestas que se han dado al problema de la pobreza, esto es, a aquel estado de privación severa del bienestar, se han concentrado en la idea de que el crecimiento económico es una condición, que si bien no suficiente, es necesaria para lograr la erradicación de este mal social. El hecho de que el crecimiento no sea una condición suficiente se deriva de dos consideraciones principales. Primero, la prosperidad puede no ser compartida por todos los habitantes de un país: en teoría no hay nada que impida que los más ricos se lleven todo, o casi todo el fruto del crecimiento económico. Segundo, los efectos del continuo crecimiento económico pueden llevarnos a cruzar los límites ecológicos, lo que implicaría efectos adversos sobre los cimientos de la economía global y, más importante, podría disminuir la capacidad de muchas poblaciones vulnerables de subsistir; por ejemplo, el cambio climático implicaría una reducción de la productividad agrícola, especialmente en las regiones tropicales (que son generalmente las más pobres).


Hay quienes apuntan un tercer factor, que vale la pena considerar, este tiene que ver con la naturaleza del sistema económico capitalista que se considera intrínsecamente basado en el egoísmo y no en la solidaridad, esta última característica hará que la erradicación de la pobreza sea imposible dentro de la esfera capitalista, independientemente de la presencia de alto crecimiento. Esta visión sostiene que las relaciones de mercado necesariamente excluyen y tienden a eliminar el sentimiento de solidaridad y cooperación entre los individuos, lo que implicaría unas relaciones sociales más pobres. Por esto, siempre habrá una privación del bienestar relacionado con una sociabilidad precaria entre individuos y unos lazos de cooperación inexistentes o escasos.

De lo anterior surgen varias preguntas: ¿Qué condiciones debe haber para que el crecimiento sea más inclusivo? Dadas estas condiciones de crecimiento armónico ¿podrán los países más pobres crecer y acabar con la pobreza sin condenarse a sufrir un colapso mundial a causa del cambio climático? ¿Es imposible erradicar la pobreza bajo el capitalismo? En esta última entrada del especial sobre pobreza abordaremos distintas respuestas que se han dado a estas preguntas con el ánimo de que el lector construya su posición al respecto cosa necesaria dada la importancia de este debate.


Primera cuestión: ¿Que se necesita para lograr un crecimiento inclusivo? Dada la limitación de espacio, abordaremos sólo dos de las respuestas que se han dado a este interrogante. La primera es que, como se expuso en la entrada pasada del especial, lo único que se necesita para que el crecimiento sea inclusivo es que haya crecimiento, así, sin más. Los partidarios de esta teoría afirman que el crecimiento ha de conseguirse con un Estado que interfiera lo mínimo en el mercado y en su tarea de asignar recursos de forma eficiente(que no regule los precios, imponga impuestos elevados y no restrinja el comercio, por ejemplo). Si estas condiciones se dan, se dará crecimiento, y este será compartido por todos, por un proceso de “goteo hacia abajo”. Esta teoría enfatiza en la necesidad de la reducción impositiva a los más ricos y a sus empresas, y así propiciar los incentivos necesarios para que estos inviertan en mayor capital y nuevas tecnologías, generando crecimiento y empleos para el resto de la población. Estos empleos serían cada vez mejor remunerados a medida que el desarrollo tecnológico incremente la productividad laboral. El problema de esta teoría es que la evidencia no la apoya mucho: Basta con observar el hecho de que el crecimiento económico (y de la productividad) y la prosperidad compartida que caracterizaba a Estados Unidos se vino abajo después de que, en la década de los 80´s, se implementaran políticas basadas en la desregulación de la economía y en la reducción de los impuestos.

La otra respuesta construye en el otro extremo del tablero, y se basa en la idea de que las fallas del mercado son tantas que la implicación del Estado en la economías se hace necesaria. Es decir, el resultado al que nos llevaría una economía sin intervención estatal no sería óptimo. Esta hipótesis se basa en la idea de que el mercado no puede conseguir una distribución de la riqueza equitativa, e incluso eficiente por sí solo. Esto parece soportado por la evidencia: Un mayor crecimiento y una mayor inclusión fueron los factores que acompañaron la aparición del Estado de bienestar y las políticas impositivas ambiciosas.


Segunda cuestión: ¿Podemos conciliar el crecimiento económico con nuestro planeta limitado? La respuesta a esta pregunta es más directa: Si o No. Hay quienes creen que podemos seguir creciendo en un mundo finito, ya que, por un lado, el cambio tecnológico puede permitir un uso cada vez más eficiente de los recursos (las computadoras que ocupaban una sala en los 60’s no pueden hacer ni siquiera una millonésima parte de lo que hace nuestro celular, que cabe en el bolsillo) y de esta forma evitar presionar los recursos planetarios. También existe confianza en la capacidad de poder lograr una transición a energías limpias así como a una mayor eficiencia energética. Pero incluso esta visión optimista tiene una consideración importante: Son necesarios cambios ya, si seguimos en la tendencia actual pronto nos chocaremos con una barrera al crecimiento que puede ser catastrófica para la humanidad. Incluso, en términos de cambio climático, ya hayamos hecho un daño irreversible y deberíamos centrarnos en políticas de mitigación de los efectos adversos que esto pueda traer, en particular en las regiones más pobres.


Por el no, el argumento básico es que es imposible que un subsistema (económico) dentro de un sistema finito (nuestro planeta) crezca indefinidamente. No es posible “desvincular” la creación de riqueza del impacto que esto crea, no al ritmo necesario para evitar daños catastróficos. Por otro lado, aunque pudiéramos producir bienes y servicios empleando menos recursos y generando menos impacto, el crecimiento económico podría implicar que en términos agregados el impacto total no decrezca (o incluso aumente) al ritmo necesario para mantenernos dentro de los límites seguros.

Tercera cuestión: ¿Es imposible bajo el capitalismo erradicar la pobreza? La respuesta a esta pregunta se relaciona con las respuestas anteriores, a saber, si se puede lograr un crecimiento inclusivo dentro de los límites planetarios, es posible erradicar la pobreza sin cambiar el sistema actual. Por esto, nos centraremos en la respuesta negativa a esta pregunta. Existen razones para creer que el sistema económico actual podría nunca erradicar la pobreza. Según quienes defienden la instauración de sistemas alternativos al capitalismo, la tendencia del capitalismo es a crear regiones prósperas rodeadas de pobreza. Además, dentro de estas regiones prósperas se tiende a crear una desigualdad endémica y una falta de sociabilidad entre individuos. Las alternativas, contrario a lo que se podría pensar, no se limitan al socialismo o la economía planificada: Existen las que podríamos llamar cooperativistas, que se basan en los valores solidarios entre los asociados, de tal forma que se solucionen los problemas relacionados con la pobre sociabilidad y las carencias económicas de grupos específicos (cercanas al ideal socialista: a cada uno según sus necesidades y de cada uno según sus capacidades). Estas formas de asociación sin embargo, son alternativas locales al capitalismo que han mostrado, por el momento un éxito relativo en pequeños niveles.


En resumen, existe una conexión muy cercana entre el debate sobre el desarrollo y la visión de bienestar y la lucha contra la pobreza. Las preguntas y las respuestas aquí presentadas son solo una parte del debate, si bien representan los puntos centrales. A pesar del fuerte debate en lo referente a la lucha contra la pobreza extrema existe un pequeño consenso: todas las corrientes de pensamiento afirman que es necesaria una mayor prosperidad material para las poblaciones más pobres, en especial las del África subsahariana y Asia del sur. No hay un consenso sobre cómo llevar esta prosperidad, pero las ideas cooperativistas pueden presentar una propuesta atractiva. El debate, sin embargo, sigue abierto.


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