¿Por qué la ciencia económica debe nutrirse de la interacción con otras disciplinas?
- bloglamanovisible
- 2 jul 2020
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La economía, como rama del conocimiento se ha transformado de manera significativa en muchos aspectos después de su fundación en el siglo XVIII. Una de estas transformaciones ha sido en su nombre: en sus inicios, a la economía se le denominaba economía política para hacer referencia al hecho de que las instituciones políticas y económicas deben ser analizadas de manera conjunta. Lo anterior refleja un proceso de delimitación más precisa del campo de estudio de la economía. Por otro lado, otra transformación que vale la pena mencionar ha sido el uso generalizado de matemáticas como lenguaje y método para presentar tesis y modelos. Dichas transformaciones se han traducido en un nivel de especialización y sofisticación cada vez mayor que ha derivado en un alejamiento de otras ciencias sociales y humanas. Pero es válido preguntarse: ¿es conveniente que las ciencias económicas superen su aislamiento y empiecen a interactuar con otras ciencias sociales y humanas? O ¿Puede que este aislamiento sea un resultado inevitable o incluso deseable del proceso de consolidación de la ciencia económica como rama del conocimiento?
La ciencia económica ha avanzado enormemente gracias a la especialización o delimitación de su campo y a la aplicación de las matemáticas. El uso de las matemáticas ha dotado de rigurosidad al proceso de investigación económica, ha permitido hacer más lúcida y transparente la construcción de modelos económicos y ha hecho posible extender el rango de problemas que los economistas pueden abordar. Un ejemplo de esto último es cómo la teoría de juegos, una rama de las matemáticas aplicadas, que ha evolucionado gracias al trabajo de economistas y matemáticos, ha sido fundamental en el análisis de las interacciones entre individuos o agentes económicos en distintas situaciones de gran interés. La especialización implica que los investigadores centran su atención y energías en problemas más concretos, lo que implica un mayor ritmo de avance del conocimiento del sistema económico.
Por otro lado, este proceso ha venido acompañado de un distanciamiento de las otras ciencias sociales y humanas. Varios factores pueden explicar esto. Primero, el empleo de matemática daba a la ciencia económica una apariencia de ser una ciencia exacta, o que al menos aspiraba a serlo, en contraste con las otras ciencias sociales y humanas que se consideraban balbuceantes al lado de los rigurosos modelos de los economistas. Segundo, muchas de las teorías de estas ciencias afirmaban la imposibilidad de describir el comportamiento humano de forma útil y precisa de acuerdo con simples ecuaciones. El ser humano y su comportamiento no son susceptibles a ser modelados por ecuaciones, símbolos o funciones. Tercero, el proceso de especialización llevó a restringir los problemas de interés que caían dentro del radar de los investigadores.

Este distanciamiento consistió, pues, en ignorar tanto los enfoques y perspectivas con las cuales otras ciencias abordaban los problemas relacionados con el comportamiento humano en la esfera económica, como la relación entre las distintas estructuras o instituciones económicas (como los mercados) y distintos elementos de tipo político y social. Así, por ejemplo, el mercado es concebido como una entidad independiente de las instituciones políticas y sociales prevalentes en su entorno. Un mercado es un mercado siempre que se respeten los derechos de propiedad, no importa si esto lo hace un gobierno democrático o una dictadura. Tampoco se tienen en cuenta las consideraciones de justicia y su implicación en el comportamiento económico. Así, el modelo tradicional de oferta y demanda predice que, todo lo demás constante, un aumento de la demanda de un bien llevará a incrementar el precio de este. Sin embargo, en muchos casos, consideraciones de ética y justicia entran en juego. Si una catástrofe natural, o una crisis de cualquier tipo hicieran que la demanda de un bien se elevara (tapabocas, por poner un ejemplo actual), las consideraciones éticas de los productores (y, especialmente de los consumidores) podría llevarlos a no aumentar los precios de estos productos, mientras, aumentan su oferta, incluso si esto se traduce en pérdidas económicas para los productores. Tal mecanismo ético es ignorado por los análisis económicos tradicionales.

Este distanciamiento de las ciencias económicas ha implicado que otras disciplinas que se relacionan y se nutren a partir de esta también cometan el mismo error. Un ejemplo de esto son las ciencias administrativas y gerenciales: cuando la vía que conecta a Bogotá con los Llanos orientales fue cerrada debido a un derrumbe, la aerolínea Avianca incrementó los pasajes a los Llanos orientales. Esta decisión, que si bien es coherente con los modelos tradicionales de oferta y demanda, iba en contra de los valores que fundamenta la sociedad, ya que implicaba mayores beneficios privados en medio de una coyuntura crítica para muchas personas afectadas. Posteriormente, en medio de la coyuntura del covid-19, a los directores ejecutivos y a los accionistas de esta aerolínea les hubiera gustado tener una mejor imagen que sirviera para obtener el apoyo de la sociedad en medio de la dura situación por la que atraviesa. Ningún mercado está herméticamente separado de la sociedad, al contrario, está incrustado en esta, y los principios de justicia que en esta rigen van a influir en los efectos de las decisiones que las empresas tomen.
Podría argumentarse que este proceso de transformación ha traído avances que sobrepasan por mucho los defectos que pueda traer el aislamiento de la ciencia económica y que por lo tanto no deberíamos apelar a revertir dicho proceso. Sin embargo, esta posición lleva implícita la premisa de que no se pueden conciliar ambos objetivos, lo cual es completamente refutado por la consolidación de la nueva economía política: Una rama de la economía que estudia el efecto de las distintas instituciones políticas sobre las instituciones económicas empleando herramientas matemáticas sofisticadas como la teoría de juegos.
Lo anterior permite inferir que el análisis económico ha perdido la oportunidad de mejorar su entendimiento del sistema económico al ignorar lo que otras ciencias sociales y humanas tienen que decir respecto al comportamiento humano. Desde luego, esta idea no es nueva y se refleja en el auge de la economía experimental o del comportamiento, y en la consolidación de la nueva economía política como rama del análisis económico, sin embargo, como ya se demostró existen ámbitos en los que la economía aún se mantiene muy aislada.
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